15/2/12

Reflexión.

Primo Levi se une a la resistencia en los años 40 y cuatro años más tarde es capturado por los nazis y deportado a Auschwitz. Leo una frase en su libro: “Si esto es un hombre”, que relata la vida en este campo de concentración y me impresiona enormemente. No creo que nadie haya sido capaz de resumir tamaña atrocidad en una frase tan austera y sencilla.

"Ay de quien sueña: el momento de conciencia que acompaña al despertar es el sufrimiento más agudo”.

Desgarra el corazón y los sentidos, arranca un grito de dolor. Resume en pocas palabras la monstruosidad a la que eran sometidos hombres, mujeres, niños y ancianos. No hace falta decir nada más. Esta frase habla por todas esas personas a las que les era arrancada de cuajo su alma. Habla por todas esas personas que eran maltratadas y machacadas, hasta que les despojaban del más mínimo rastro de dignidad.

Recuerdo el final de otro libro, en este caso de Coelho, “Verónika decide morir”, en el que nos dice que a la protagonista le ha dado el mejor regalo que le podía dar; y este regalo no es ni más ni menos que la conciencia de la vida. Efectivamente pienso que la conciencia de la vida es lo que inconscientemente nos mantiene a las personas atadas a este mundo. Provee al ser humano de valiosas cualidades como la fuerza de voluntad, el sacrificio, las ganas de prosperar o de crecer como persona. La misma conciencia de la vida que a los presos por la dictadura nacionalsocialista les hacía retorcerse en el sufrimiento más agudo.

Inconcebible resulta siquiera imaginar que un día más se pueda convertir en la peor de nuestras pesadillas. La vida que Dios nos da y sólo nos puede quitar la muerte, se la robaron a millones de personas sin que la muerte mediara. La mayoría de ellos ya estaban muertos antes de morir.